RESUMEN
En este escrito Michael Burawoy
relaciona las teorías sobre la dominación cultural de dos de los principales
pensadores sociales del siglo XX, Antonio Gramsci y Pierre Bourdieu. De todos
los marxistas Gramsci es el más cercano a Bourdieu. Ambos trataron temas muy similares,
a pesar de que hicieron sus obras en momentos históricos diferentes. Una
posible explicación de ese paralelismo teórico es el paralelismo que a su vez
presentan sus historias de vida. Sin embargo, como nos muestra Burawoy a lo largo
de este escrito, en conceptos de ambos autores que pueden parecer paralelos
(dominación simbólica y hegemonía, campo de poder y sociedad civil, intelectual
e intelectual orgánico, entre otros) existen diferencias importantes. Pero, más
allá de esas diferencias, el diálogo entre sus producciones teóricas promete
ser muy fructífero.
“Sería fácil enumerar
los rasgos del estilo de vida de las clases dominadas que a través del sentimiento
de incompetencia, de fracaso o de indignidad cultural, implican una forma de reconocimiento
de los valores dominantes. Fue Gramsci quien dijo en alguna parte que el obrero
tiene tendencia a trasladar a todos los ámbitos sus disposiciones de ejecutor”
(Bourdieu 1979: 386).
“Es como cuando hoy se
me interroga sobre mis relaciones con Gramsci, en quien se encuentra, sin duda
porque se me ha leído, muchas cosas que yo no he podido encontrar porque no lo
había leído… (Lo más interesante en Gramsci, que efectivamente he leído muy
recientemente, son los elementos que aporta para una sociología del hombre del
aparato de partido y del campo de dirigentes comunistas de su tiempo. Todo eso
está muy lejos de la ideología de lo ‘orgánico’ por la que es más conocido)”
(Bourdieu 1986: 27-28).
“Ahí hay una razón más
para fundar el corporativismo de lo universal en un corporativismo conectado
con la defensa del interés general bien entendido. Uno de los obstáculos
mayores es (o era) el mito del ‘intelectual orgánico’, tan querido por Gramsci.
Al reducir a los intelectuales al rol de ‘compañeros de viaje’ del
proletariado, este mito les impide emprender la defensa de sus propios intereses
y emplear sus medios de lucha más eficaces en nombre de las causas universales”
(Bourdieu 1989: 109).
Si hay un marxista que
Pierre Bourdieu debiera tomar en serio, este sería Antonio Gramsci. El teórico
de la dominación simbólica debe probablemente entablar una discusión seria con
el teórico de la hegemonía. Y, sin embargo, solo puedo encontrar referencias de
pasada a Gramsci en los escritos de Bourdieu. En la primera de las referencias
que abren este ensayo, Bourdieu se apropia de Gramsci para su propio pensamiento
sobre la dominación cultural. En la segunda lo utiliza para apoyar su propia
teoría de la política, y en la tercera ridiculiza sus ideas sobre los
intelectuales orgánicos (1).
Dada la popularidad de
Gramsci en Europa durante los años sesenta y setenta, cuando Bourdieu estaba desarrollando
sus ideas sobre la dominación cultural, solo se puede presumir que la omisión
fue deliberada y que la alergia de Bourdieu al marxismo se expresa aquí en el
rechazo a considerar las ideas del marxista más cercano a su propia
perspectiva. Abiertamente declara no haber leído nunca a Gramsci, y afirma que de
haberlo hecho lo habría criticado sin rodeos. De todos los marxistas, Gramsci
estaba simplemente demasiado cerca como para no resultar incómodo.
No obstante, los
paralelos son llamativos. Tanto Gramsci como Bourdieu repudiaron las leyes
marxistas de la historia para desarrollar sofisticadas nociones de lucha de
clases en las cuales la cultura jugaba un papel central. Ambos se centraron en
lo que Gramsci llamó las superestructuras y Bourdieu denominó campos de dominación
cultural. Ambos dejaron de lado el análisis de la economía propiamente dicha
para focalizarse en sus efectos, en los límites y oportunidades que creaba para
el cambio social. Su interés en la dominación cultural les llevó a estudiar la
relación de los intelectuales con la clase y la política.
Los dos pretendieron transcender
lo que consideraban la falsa oposición entre voluntarismo y determinismo, o
entre subjetivismo y objetivismo. Abiertamente rechazaron el positivismo
materialista y la teleología, y en su lugar enfatizaron cómo la teoría y el
teórico ineludiblemente forman parte del mundo que estudian.
Si se buscan razones
para explicar su extraordinaria convergencia teórica, sus biografías paralelas
son un buen lugar para empezar. Único entre los grandes teóricos marxistas,
Gramsci -como Bourdieu- provenía de un medio rural y modesto. Ambos
experimentaron una similar incomodidad en el marco universitario, aunque para
Gramsci ello significó abandonar la universidad para dedicar su vida al periodismo
y la política, antes de ser brutalmente confinado en prisión por el estado
fascista. Bourdieu en cambio haría de la academia su hogar, escalando
posiciones hasta llegar a ser profesor en el Collège
de France, desde donde hizo sus incursiones en la vida política. A pesar de
lo que llegaron a alejarse del mundo rural en el que habían nacido, ninguno
perdió nunca contacto con aquél. La experiencia de los dominados o subalternos
se convirtió para ambos en una preocupación perenne.
Dadas sus similares
trayectorias sociales e intereses teóricos comunes, sus divergencias
fundamentales resultan aún más interesantes. Se puede conjeturar que tienen
mucho que ver con los muy diferentes contextos históricos -o campos políticos-
en los que actuaron. Gramsci siguió a pesar de todo siendo un marxista,
implicado en las cuestiones del socialismo en una época en la que este estaba
todavía muy presente en la agenda política. Bourdieu por el contrario se
distanció del marxismo, prefigurando lo que llegaría a ser un mundo postsocialista.
Una conversación entre Bourdieu y Gramsci basada en su común interés por la
dominación cultural promete clarificar sus divergencias políticas. Comenzaré
tal conversación imaginaria trazando la intersección de sus biografías con la
historia, para después interrogar los paralelos entre sus marcos teóricos.
Continuaré examinando sus teorías divergentes sobre la dominación cultural - hegemonía
frente a violencia simbólica- y sus teorías opuestas sobre los intelectuales.
Michael Burawoy
University of California, Berkeley. International Sociological Association
burawoy@berkeley.edu
Josafat Hernández Cervantes, Nuria Álvarez Agüí y Miguel Álvarez Peralta (traducción y adaptación)
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