Resumen
Hace ya algunas décadas que Néstor
García Canclini planteó una interrogante, tan lúcida como radical, que no ha
perdido, en absoluto, su lozanía: ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de
lo popular? Hemos organizado este artículo, precisamente, como un comentario y
sobre todo como una obstinada insistencia en aquella pregunta en torno a lo
popular. Así entonces, nos proponemos una lectura crítica de aquel texto
de García Canclini, datado en 1983, en el actual contexto de los llamados enjambres
digitales.
Lo
popular: ¿De qué estamos hablando?
Hace ya algunas décadas que Néstor
García Canclini planteó una interrogante, tan lúcida como radical, que no ha
perdido, en absoluto, su lozanía: ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de
lo popular? (García Canclini, 2004) Hemos organizado este artículo,
precisamente, como un comentario y sobre todo como una obstinada insistencia en
aquella pregunta en torno a lo popular. Así entonces, nos proponemos una
lectura crítica de aquel texto de García Canclini, datado en 1983, en el actual
contexto de los llamados enjambres digitales (Han, 2014).
En la década de los ochenta de siglo
pasado surgió en las ciencias sociales un interés y una preocupación por las
culturas populares que nuestro autor atribuye a tres tipos de causas, a saber:
causas socioeconómicas, causas políticas y, finalmente, causas ideológicas.
En efecto, desde un punto de vista
social y económico, debemos mencionar la expansión de la industrialización y la
urbanización en toda la región latinoamericana durante la segunda mitad del
siglo XX, lo que se tradujo en migraciones masivas hacia las ciudades y la
irrupción de cinturones de extrema pobreza en las capitales y las ciudades más importantes.
Asimismo, habría que consignar la incorporación de sectores populares al
consumo. En lo que concierne a las causas políticas, recordemos que el ámbito
político se va a interesar por lo popular desde dos perspectivas, tanto desde
el Estado nacional que busca conocer las “estructuras culturales de los grupos
emergentes o migrantes para entender sus movimientos sociales y renovar el consenso
en medio de los cambios” (García Canclini, 2004, p. 154), como desde los
partidos y movimientos de izquierda, populistas y marxistas. Hagamos notar que,
junto al ocaso del Socialismo Real, se ha producido una obsolescencia de
ciertas ideas ortodoxas en torno a conceptos como “proletariado” e incluso
frente a la noción misma de “clase”
Por último, García Canclini nos refiere
las causas ideológicas, proponiendo una línea argumental que resulta muy
pertinente en la actualidad, en cuanto a que las crisis económicas del
capitalismo y la crisis del Estado remiten a una crisis ideológica-cultural
(García Canclini, 2004, p. 154). En este punto, nuestro autor se muestra fiel a
Gramsci y su concepción de hegemonía.
Han transcurrido más de tres décadas
desde que este destacado antropólogo argentino llamara nuestra atención sobre
el súbito interés de las ciencias sociales por lo popular. Es nuestro parecer
que este interés no ha menguado con los años; por el contrario, pareciera que
la cuestión por lo popular regresa de un modo insospechado.
Resulta pertinente cuestionarse qué
respuesta cabría esbozar si repitiéramos la pregunta de partida de García
Canclini: “¿Por qué surge con tal vehemencia en los últimos años la
preocupación por las culturas populares?” (2004, p. 154). Según nuestra
hipótesis de trabajo, ya no sería suficiente apelar a causas socioeconómicas; tampoco
bastaría atribuir dicho interés a factores políticos e ideológicos.
Reconociendo la importancia de dichos
aspectos, se hace indispensable analizar un nuevo factor ―algo que nuestro
autor no pudo haber imaginado hace treinta y cinco años―: lo que podríamos
llamar causas tecno-culturales.
Entendemos como causas tecno-culturales
la irrupción de un nuevo régimen de significación que está
reconfigurando no solo la economía cultural de nuestro tiempo sino,
además, los modos de significación y, con ello, el concepto mismo de lo
popular. Las transformaciones tecno-culturales contemporáneas ―verdadera
mutación antropológica― se despliegan en dos dimensiones que podríamos resumir
con los conceptos de comunicación y consumo.
En efecto, las tecnologías
digitales han traído consigo la llamada CMC
(Computer Mediated Communication),
que no solo ofrece formas inéditas de percepción ―un nuevo Sensorium,
para decirlo en términos benjaminianos― sino que además instala, ni más ni
menos, un nuevo sujeto de la comunicación llamado usuario.
Las redes digitales cristalizan una
convergencia tecno-científica de varias décadas que corre paralela a la expansión
del mercado. La llamada Sociedad de la Información se despliega junto a
una Sociedad de consumidores de alcance planetario. La
comunicación y el consumo estatuyen un nuevo sujeto, el Usuario-Consumidor,
y constituyen, a nuestro entender, las dos cuestiones fundamentales que hacen
posible replantear la pregunta por lo popular: ¿De qué estamos hablando cuando
hablamos de lo popular en la era de la comunicación digital y del consumo?
Álvaro Cuadra Rojas
Universidad Central del Ecuador
REVISTA STVLTIFERA, 1 (2), 2018
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